Fotografia de Ernesto Guzman
Media noche.
Han pasado, tantas noches, tantos días, tantos minutos, tantos besos, se han acabado las tardes, las madrugadas... los pensamientos. Que mientras Eloisa duerme luego de casi diez años, cuelga tanto la costumbre a su lado que le permite conciliar el sueño sin problemas, no es su estilo, ella no dormiría cada día dia, preferiría embriagarse noche a noche de amor..nocturno amor, es que es su piel, sus ojos provocativos, su cabello suelto... son muchas cosas de ella misma que la provocan, pero por desgracia no solo es ella también es el, sus manos delicadas que recorrieron la misma piel una y otra vez, que subieron y bajaron por estos muslos, por estos senos, esos dedos que reconocieron hasta los mas íntimos recobecos de esa piel.
Es de noche, el la abraza, se queda mirándola, percibiendo la belleza de su rostro, de sus ojos tranquilos queriendo conciliar el sueño, Eloisa se incomoda, gira su cuerpo y entonces encaja perfecto en el cuerpo de el, la embiste por detrás, despacito insinuando lo que viene, pero la rutina rompe la esperanza y Eloisa terina de cerrar los ojos e intenta dormir, comienza a soñar... partículas de imaginación forman sueños de los que pocas veces se acuerda cuando despierta, de repente medio siente un beso en su oreja, Eloisa se gira lo abraza y el toma su mano para dirigirla a su sexo firme, mas besos... Eloisa mantiene los ojos cerrados completamente abducida por sus sueños sin memoria a largo plazo, los labios ansiosos de el mantienen su juego, le besan el cuello, le muerden los hombros, comienza a quitarle la blusa con desespero, la gira en si misma, la toma por la cintura con ambos brazos dándole un abrazo del que no puede escapar, Eloisa despierta de su sueño sin abrir los ojos, siente las embestidas por debajo de su espalda queriendo abrirla en dos, y ella siente como se eriza su pecho, sus pezones anunciando que aunque mantiene los ojos cerrados no duerme mas, y busca su sexo para palparlo, para descubrir si esta listo, lo acaricia. El, comienza hacerle un lado la tanga para sentirla... impetuosa, llena de vida, cálida y húmeda, la penetra con sus manos y pareciera que quisiera arrancarle el corazon, Eloisa se retuerce, gime, grita, se desbarata y se recompone para la mirada de el, mientras siente millares de espasmos que la invaden y piensa que ya no puede mas, que no hay tiempo para nada mas, y se desnudan con prisa, casi por fuerza, sin muchos movimientos, sin separase un segundo, y sin mas el la penetra, ella lo exprime con sus piernas, le arranca el aliento con los labios, sin mirarlo, porque el... no es el, las caricias se tornan salvajes, ella le arranca con las uñas pedacitos de piel, muerde sus labios, le jala el cabello y grita muy fuerte para que todos los vecinos se enteren de que Eloisa tiene un orgasmo justo ahi, en sus muslos, erizando su piel... un orgasmo que esta madrugada es eterno, como exiliado de un sueño.
Ya no puede dormir, le da un beso, se levanta de la cama, es media noche y comienza a escribir.
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